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Italia analiza una nueva cuarentena ante el avance sin control del coronavirus

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Roma.-En las últimas semanas se anunciaron restricciones que no resultaron efectivas. Pese a las protestas, podrían declarar medidas más duras desde noviembre.

Luego de tres anuncios de medidas insuficientes, la epidemia está cada vez más fuera de control en Italia y el gobierno dijo que el 9 de noviembre puede considerar una cuarentena para contener el avance mortífero del coronavirus, pero la decisión podría llegar demasiado tarde. Este jueves hubo 26.831 contagiados y 217 fallecidos. En total 38.122 muertos desde el comienzo de la pandemia.

Es probable que la semana que viene la cantidad de contagiados llegue a entre 30 y 35 mil, con un alarmante número de fallecidos y una presión peligrosa en el número de pacientes internados y de enfermos en terapia intensiva, que amenazan con saturar la capacidad hospitalaria en las regiones italianas mas afectadas por el Covid-19.

La avalancha, además, cae sobre médicos, enfermeras y el resto del personal sanitario que luchó sin cuartel en la primera fase de la pandemia, con una alta cuota de sacrificios. En los úlltimos meses, 5.032 de ellos han sido contagiados. Faltan diez mil médicos y enfermeros, sobre todo especializados.

La prensa publica fotografías y videos de los que están en primera línea, vestidos como marcianos para aislarse del virus. Se los ve descansar extenuados en los corredores debido a los turnos agobiantes que deben realizar agravados por los veinte o treinta enfermos diarios que llegan para ser internados, muchas veces ya con serias complicaciones por el ataque del coronavirus a los pulmones.

En la primera fase de la pandemia los contagiados entre los operadores hospitalarios fueron 30.513, de los cuales murió un centenar. Casi 200 médicos hasta hoy perdieron la vida, incluyendo a los llamados de base o de familia que representan el corazón del sistema sanitario porque son los que atienden a la población y los que más arriesgan la vida, porque pese a las promesas del ministerio de Salud no se les suministran los elementos para impedir que se contagien.

Clarín destacó que los tres paquetes de medidas que se anunciaban no estaban a la altura de la ferocidad de la pandemia en esta segunda oleada.

El objetivo principal del gobierno del primer ministro Giuseppe Conte es evitar que las restricciones para favorecer el aislamiento y la inmovilidad populares tengan contragolpes excesivos sobre los sectores que se quedan sin trabajo o ven cerrar sus bares, restaurantes, cines, teatros, pizzería, gimnasios y piscinas.

Pero la inesperada expansión sin control del virus ha creado “momentos críticos” que hicieron reconocer este jueves al primer ministro Conte que “la situación es grave”.

Lombardía, la región más próspera e industrializada, que fue la más castigada en la primera fase, sufre tambien el triste primado en la nueva oleada. La diferencia es que ahora no son Bergamo y Brescia, las ciudades con sus provincias las que aportan una cuota de millares de víctimas, sino la propia capital Milán y sus alrededores, o la cercana Monza, donde se encuentra el famoso autódromo de fórmula uno.

El caso tiene una explicación: la cantidad de personas que trabajan en Monza pero viven afuera y llegan en trenes y micros. Se ha constatado que muchos han sido contagiados en los apretujones de las horas pico.

En Lombardía el miércoles hubo 7.558 contagiados. “Ya nos llaman la nueva Bergamo”, lamentó un funcionario municipal después que se anunció que los infectados llegaron a 1.362 en 24 horas. Crecen los problemas en el hospital local San Gerardo con 1.780 internados por la epidemia.

En Piamonte, 2.827 infectados en un día, la región decidió pedir la urgente ayuda del Ejército con hospitales de campaña y contenedores para albergar a los enfermos menos graves.

En la región sureña de Puglia, muy castigada con la epidemia, se decidió cerrar las escuelas primarias y secundarias.

Los alcaldes de Milán y Nápoles se reunieron el miércoles y dijeron que no se oponían a que ambas áreas metropolitanas (segunda y tercera del país; Roma es la primera) fueran declaradas en cuarentena rígida. Pero reclamaron ser escuchados por el gobierno nacional en defensa de los habitantes de ambas ciudades.

“Se ha perdido demasiado tiempo en el verano, cuando había disminuido tanto la presión de la epidemia y era posible prevenir con eficacia los puntos críticos de la segunda oleada que sabían todos que estaba por venir”, afirmó el profesor Massimo Galli, primario del hospital Sacco de Milán, especializado en enfermedades infecciosas. “Ahora tenemos al virus por todos lados y estamos yendo a una situación como la de Francia, que acaba de declarar la cuarentena”, lamentó.

Galli criticó especialmente la falta de medidas más incisivas por parte del gobierno durante el verano para reorganizar el sistema de transporte, que en las ciudades sigue “produciendo” en las horas de punta amontonamientos peligrosos y fatales de pasajeros.

“Hemos reconvertido casi todo el hospital para atender a los pacientes del Covid-19. Tenemos 300 internados y hemos habilitado otras 300 camas para nuevos enfermos.”, informó Galli.

Otro científico, Agostino Miozzo, que preside el Comité Técnico Científico que asesora al gobierno, fue menos apremiante que su colega Galli y dijo: “Tenemos dos semanas para saber si hemos pasado el límite compatible para controlar la epidemia o si tenemos que aprobar medidas más radicales”, o sea la cuarentena.

Tanto Galli como Miozzo estimaron que si se debe llegar a la cuarentena rígida se la puede limitar a un mes de vigencia, en la que se impondría en la práctica la clausura de gran parte de las actividades del país.

A partir del 10 de marzo, cuando se inició el “lockdown” de la primera fase, la mayoría de los italianos fueron confinados en sus casas por un período de 72 días. Las escuelas y la gran mayoría de los comercios estaban cerrados. Quien debía salir a más de 800 metros de casa debía presentar una certificación a los decenas de miles de policías que controlaron con eficacia el cumplimiento de la cuarentena.

En los últimos días hubo manifestaciones continuas en las ciudades italianas contra el cierre de los bares, restaurantes y otros negocios gastronómicos, que están obligados a cerrar a as 18, además de los cines, teatros y salas de espectáculo. El mundo de la cultura protestó, pero se anunció que dos docenas de músicos y cantantes del coro de la orquesta del teatro alla Scala de Milán están contagiados y todos los miembros han sido puestos en cuarentena.

A los manifestantes que reclamaban la reapertura de sus negocios, se sumaron grupos violentos de extrema derecha y de las barras bravas futbolísticas que cometieron atentados y agresiones en varias ciudades. También grupos de extrema izquierda, que la policía señaló como de matriz anarquista, participaron de los episodios que causaron medio centenar de detenciones y algunos heridos leves. En Turín, la capital del Piamonte, se produjeron los hechos más violentos, con el ataque en la céntrica vía Roma a locales de lujo como Gucci y Apple, que fueron desvalijados.Clarín.

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