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Uso noble de dinero sucio: van a apurar proceso para que Estado se beneficie de bienes de narcos

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El presidente de la República, Mario Abdo Benítez, aseguró este viernes que el Estado paraguayo va a «tratar de monetizar» cuanto antes las propiedades incautadas al narcotraficante brasileño Luiz Carlos Da Rocha, alias «Cabeça Branca» (Cabeza Blanca), preso en Brasil desde 2017.

FUENTE: EFE

La Fiscalía transfirió el martes tres estancias de “Cabeça Branca” a la Secretaría Nacional de Bienes Incautados y Comisados (Senabico) para que esta institución se encargue de su administración.

“Vamos a tratar de monetizar para poner lo antes posible ese capital al servicio de la sociedad paraguaya y fortalecer la capacidad operativa”, anunció Abdo Benítez, que hoy se encontraba de visita en el departamento de Canindeyú.

El mandatario consideró que “la fortuna” que el narcotraficante construyó “de manera ilegítima e ilegal” debe cumplir ahora un “servicio de recomposición” de la sociedad paraguaya.

Los inmuebles tienen un valor aproximado de 68,2 millones de dólares, sin tener en cuenta la maquinaria y el ganado, según las estimaciones de la Fiscalía.

Las tres estancias, Edwiges, Suiza y Lucipar, están ubicadas en los departamentos de Concepción y San Pedro, y cuentan con amplias extensiones de tierra de alta productividad, aptas para la explotación agrícola y ganadera.

Los allanamientos a los tres lugares se produjeron en la última fase de una investigación que se prolongó durante varios meses y que fue un trabajo conjunto del Ministerio Público y la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), con apoyo de la inteligencia brasileña.

“Cabeça Branca” cayó el 1 de julio de 2017 en Brasil, después de ser buscado durante tres décadas, tras ser localizado por las autoridades en una localidad del estado de Mato Grosso.

El narcotraficante gestionaba sus actividades como una estructura empresarial, que controlaba desde la producción en regiones inhóspitas de las selvas de Bolivia, Perú y Colombia, hasta la logística de transporte, distribución y manutención en enclaves situados entre Brasil y Paraguay.

Según las investigaciones, Da Rocha era además uno de los principales proveedores de cocaína de las facciones criminales de Sao Paulo y Río de Janeiro e introducía por mes en Brasil unas cinco toneladas de dicha droga.

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